La verdadera fuerza de nuestra religión, no esta en el clérigo, ni en el papa, ni en la jerarquía, ni el cura de la esquina. La fuerza esta en nosotros, el pueblo de Dios que siempre esta en camino.
Nuestros sacerdotes, hermanos, hermanas, frailes, etc, solo son acompañantes en nuestro camino. Pero somos nosotros quienes impulsamos la vida del mensaje de Dios.
A es que esos curas comen bien, duermen muy bien y quien sabe que mas hacen..., pues bien ¿y ustedes a que se dedican?, ¿acaso es usted un santo?, ¿que fue lo ultimo que hizo por un desconocido? Y no es que este tratando de justificar o proteger a alguien, lo que trato es hacerle caer en cuenta de su fragilidad humana, la cual puede ser exactamente la misma que ellos pueden tener, eso si, con una diferencia, ellos día a día tratan de mejorar.
Lastimosamente el ministerio sacerdotal va en caída gracias al cada vez inferior numero de vocaciones, por eso muchos se preguntan ¿el fin del catolicismo y la iglesia? No... es un NO rotundo. Ha llegado el momento en el cual nosotros los laicos, vivamos el evangelio, lo apropiemos y dejemos la dicotomía entre nuestra fe y nuestra vida. Somos nosotros las manos que Dios y el mundo necesitan, somos nosotros los llamados a seguir nuestra iglesia, nuestra fe, nuestra vida. Los curas serán acompañantes, serán un acompañante como lo fue Jesús camino a Emaus con los dos discípulos. El no dijo quien era, simplemente los acompaño en el camino, los reconforto, calmo sus miedos, y cuando todo estuvo bien, les revelo su identidad a través del pan y desapareció. Eso hacen los sacerdotes, los hermanos, las monjas, etc, nos acompañan.
Llego el momento de cargar en conjunto la cruz de este mundo post moderno. Es hora de apersonarnos de los problemas del mundo como si fueran los propios. La fe de Cristo no es solo creer, es también actuar, actuar en pro de una sociedad mas justa, equilibrada, sostenible.
La solución no esta en los mas santos, la solución esta en usted ¿se le mide?.
